Se
dice, se habla, se conversa y hasta se difunde. La “Web 2.0” está
en boca de todos, bien sea porque sabes de ella desde hace algunos
años, porque fuiste uno de los que sucumbió al fenómeno Facebook,
o porque te sentiste invitado por tu personaje de influencia política
favorito a abrirte una cuenta en Twitter. Pero ¿realmente sabes de
qué se trata esto?
Por
ejemplo, ¿sabías que el término fue acuñado por un tal Dale
Dougherty en el año 2004 y ampliado por Tim O’Reilly, ambos de la
editorial estadounidense O’Reylli Media? ¿Y que se refiere a una
“arquitectura de participación” enfocada en la creación,
administración y distribución de contenidos?
Probablemente
sabías lo anterior, pero tal vez no sepas que mucho antes, en el año
1999, cuatro visionarios de la comunicación digital crearon el
Manifiesto Cluetrain, en el que mediante 95 tesis o enunciados
pronostican una nueva forma de hacer negocios, iniciando su
manifiesto con la revolucionaria frase: “Los Mercados son
conversaciones”, anunciando de esta forma un cambio de paradigma
que deja atrás el reinado de los mass
media.
Lo
que sí sabes es que el término está de moda, que en Venezuela ha
tomado tintes políticos y que las agencias de publicidad, en mayor o
menor medida, lo han adoptado y convertido en la nueva panacea de la
mercadotecnia, de la cual se ha derivado todo un culto metafísico
manifestado en sendas charlas en tono autoyuda, que te prometen
llevar al futuro hablando de pasados recientes, pero pasados al fin.
Así
como ocurrió en años anteriores con las “Comunicaciones
integradas”, los marketeros y publicistas convertimos las nuevas
doctrinas en dogmas de moda. Y la “Web 2.0” lamentablemente no
escapa de eso.
Y
es que ¿de qué sirve, amigo director de empresa, que usted envíe
al encargado de las comunicaciones de su compañía, a hacer un curso
de 7 mil Bs. F., si al regreso éste pone en manos del pasante del
departamento el manejo de sus redes y medios sociales? O ¿Dónde
está la gracia en que su agencia ofrezca a sus clientes las más
efectivas campañas digitales y que las mismas se inicien con un
brainstorming
que arranca con la frase falaz “hagamos un video viral”?
La
Web 2.0 ni siquiera es un término correcto. El moquete “2.0” que
hoy en día se coloca de sufijo a todo aquello que quiere denotar
vanguardia, es, en mi opinión, mal utilizado. Y en cierta forma lo
digo porque sus bases conceptuales no son cosa de modas, no prometen
una solución per
se a la
crisis comunicacional que vivimos y no son conceptos temporales.
La
definición de la “Web 2.0” incluye valores que rescatan algunas
de las características más importantes de la comunicación: la
conversación como motor de vida del ecosistema digital, la comunidad
como hábitat natural de la misma, el espíritu de colaboración como
herramienta para distribuir bienes y servicios (contenidos), que son
distribuidos a su vez de forma libre. Esos valores no son sensibles
de “actualización” alguna, así el término “2.0” no cabe
para definirlos.
Estamos ante una
revolución comunicacional que apenas está empezando, y que como
dice el comunicólogo venezolano Antonio Pasquali, se gestó en la
creación del código binario. Y no somos nosotros precisamente
quienes conoceremos sus beneficios, sus contras, sus virtudes y su
alcance. Serán nuestros hijos y nuestros nietos. A nosotros nos toca
la noble labor de construirles una base de información y
conocimiento caótico que apenas tratamos de entender y explicar.
Pero en todo caso, en lugar de decir qué rayos es la “Web 2.0”,
debemos empezar aclarando lo que no es. Eso al menos nos ayudaría a
meter menos la pata.
Yimmi
Castillo
Caracas, Venezuela.
@YimmiCastillo
Caracas, Venezuela.
@YimmiCastillo
PD: Si deseas colaborar con Emprendo Venezuela, por favor, accede a este enlace
1 comentarios:
Culturilla general 2.O!!
Publicar un comentario