El matrimonio
puede considerarse como un emprendimiento donde dos personas juntan amor,
convicciones, valores y a la vez dinero para obtener un beneficio a largo plazo
(hasta que la muerte los separe, en estos casos no vale expropiación aunque si
el engaño, para poner punto final a esta).
En Venezuela
este tipo de emprendimiento solía darse a una edad más temprana (antes a los 18
a 25 años, hoy en día alrededor de los 30 años). Claro, hace 3 o 4 décadas era
más sencillo conseguir vivienda y dinero para emprender, igualmente las
condiciones económicas del país eran percibidas como de bajo riesgo y por
decirlo así la “inversión era segura”. El éxito solía estar asegurado y en
aquella época solo uno de los esposos debía trabajar para hacer sostenible la
familia.
Hoy en día las
condiciones han cambiado. El ambiente de inestabilidad jurídico y económico ha
mermado las fuentes de trabajo de calidad y la oferta de puestos laborales, aunque de acuerdo al gobierno central el índice de desempleo se ha visto
disminuido, esta posición toma en cuenta el efecto de las misiones sociales.
En la actualidad, los miembros de una pareja promedio ven la necesidad de trabajar debido a que un solo sueldo no es suficiente para levantar la casa. La oferta de viviendas es escasa y costosas. La seguridad personal y social está amenazada y es atacada continuamente por la criminalidad. Aún así, en un ambiente de incertidumbre social, de incertidumbre política e incertidumbre económica, vemos como existen emprendedores que apuestan por el país y por recibir retornos en un ambiente tan riesgoso como el venezolano.
En la actualidad, los miembros de una pareja promedio ven la necesidad de trabajar debido a que un solo sueldo no es suficiente para levantar la casa. La oferta de viviendas es escasa y costosas. La seguridad personal y social está amenazada y es atacada continuamente por la criminalidad. Aún así, en un ambiente de incertidumbre social, de incertidumbre política e incertidumbre económica, vemos como existen emprendedores que apuestan por el país y por recibir retornos en un ambiente tan riesgoso como el venezolano.
Ahora bien, esto
¿Por qué sucede? ¿De qué forma estas personas hacen su análisis para decidir
que es beneficio iniciar esta clase de emprendimiento en el país? ¿Podemos
asignarle una calificación de riesgo a esta decisión?
La decisión de
una pareja de tener un hijo en Venezuela, es considerada como una apuesta por
el país. Una señal de esperanza y de percepción de retorno o mejoramiento de
las variables macroeconómicas. Claro, esto suponiendo que todos los individuos
piensan de forma racional y excluyendo de la suposición de nuestro estudio los
llamados “pelones de fin de semana”.
Ahora bien, el
riesgo en este tema, puede definirse como el grado de incertidumbre o error
asociado al éxito en la crianza de un niño en Venezuela. Y definimos éxito como
“lograr
criar a un niño en un ambiente social favorable para el desarrollo de sus
valores, con una alimentación balanceada de primera calidad, una educación
digna (sin caer en politiquerías) y sin que sufra actos de violencia sicológica
o física que afecten su correcto desarrollo físico y mental”, hasta la
mayoría de edad, cuando se espera que empiece a hacerse cargo de sí mismo-.
¿Qué factores de
riesgo podemos visualizar a simple vista en el entorno venezolano que pudiesen
impedir el logro del objetivo planteado anteriormente?, en el próximo artículo lo comentaremos, analizando cada uno de los
atributos de nuestro objetivo.
Santiago Ginnari
Especialista en "Risk Consulting".
5 comentarios:
Es peligroso
buen articulo
NO SE CASEN!..
NO SE CASEN!
ta bn....
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