4 tipos de jefes según la historia (Primera Parte).

La historia es elíptica, por lo cual estudiarla sirve para conocer e incluso poder predecir algunas conductas humanas, ya que constituyen tanto las bases de nuestro presente, como los modelos en los cuales nos podemos basar para entenderlo, y crear nuestro futuro.

Por ello, empezamos una serie sobre las diversas categorizaciones que podremos realizar a los líderes, jefes, empleados o clientes, en base a característica que identifican a personas influyentes en la historia, con el propósito de lograr entender su conducta, y ser más fácil la comunicación con este.  

Por ello, hemos seleccionados cuatro personajes históricos, cuyas particularidades principales le hacen únicos, y que bien puede ser identificables con las características de un jefe:

Maquiavélico: El lema de este tipo de jefe es “Importan los resultados, no las formas”.  Siguiendo las enseñanzas de Nicolás Maquiavelo, preferirá obtener la meta, sin importan la causa o forma de obtenerla. El problema con este tipo de jefe, es que es poco dado a lealtades, o incluso, al trabajo en equipo, más bien usa al equipo, para luego atribuirse los resultados ante los superiores. También prefiere sacrificar a un miembro de su equipo, antes que el mismo (sobre todo, cuando el problema fue falta de supervisión). Se le identifica por ser el típico colocador de metas inmediatas o de corto plazo, como el aumento de ventas o porcentaje de clientes, y no es muy creativo en sus acciones. 

Ghandiano: El lema de este tipo de jefes es “importan los principios, no los resultados”. Siguiendo la frase de Mahatma Ghandi “nuestra recompensa está en el esfuerzo, y no en el resultado”. Normalmente, es alguien muy solidario con su equipo de trabajo, conoce las motivaciones de cada uno de su personal, y lo ve como una integridad. Asume responsabilidades sobre acciones de su grupo, y sin embargo, logra objetivos de mediano y largo plazo. Se le caracteriza por ser flexible, siempre y cuando se le sea sincero, en caso contrario, hará todo el esfuerzo por sacar al insincero del grupo, bajo el concepto de las “manzanas podridas contaminan a las sanas”.

Cesariano: El lema de este tipo de jefe es “importa lo que yo digo, lo demás no existe”, basado en Julio Cesar, en particular su frase: “nada es tan difícil, que no pueda conseguir la fortaleza”. Es aquel que coloca normas unidireccionales, y difícilmente acepte escuchar opiniones contrarias. En caso de ser persistente en este, hasta puede considerar al empleado de insubordinado. Si se cae un puente, no le servirá de excusa para su llegada tarde al trabajo (aunque sea real y evidente). Generalmente es inflexible. La ventaja, es que al ser muy blanco y negro su visión del mundo, y al estar poco cómodo con la innovación, es fácil mantener la rutina para complacerlo, a pesar de eso acarrear una paulatina desactualización de la empresa.  

Churchiliano: El lema de este tipo de jefe es “importa la motivación y la esperanza”. Es quien logra identificar las metas, las aspiraciones de su personal y combina ambas para lograr una meta deseada por el grupo de trabajo. Es abierto a escuchar opiniones contrarias, y si bien no será manipulable fácilmente, muchas veces podrá aplicarla si la encuentra mejor que la propuesta propia. Siguiendo a Winston Churchill y su frase: “las actitudes son más importantes que las aptitudes”, será en particular observador con respecto a nuestro propio compromiso con la meta propuesta. No aceptará al flojo o a quien logre desmotivar al grupo, independientemente de lo bueno que sea en su desempeño. Normalmente no establecerá normas inflexibles para actuación, y podrá entender el aspecto personal de cada uno de sus empleados.  

Como puede apreciar, a través de la historia se pueden comprender las actitudes de nuestros propios jefes, lo que nos permitirá identificarlos y conocer sus aspiraciones por encima de sus maneras o formas de conducta.

Fernando Fuentes Pinzón

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@emprendovzla

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