Aguas arriba
Hace poco formé parte de un
entrenamiento de liderazgo que la verdad me dejó un grato sabor. Allí
conversamos de muchas cosas que a veces damos por sentado, pero que realmente
debemos tratar de fijar en nuestro subconsciente y aplicarlo en nuestro día a
día como profesionales, como ciudadanos y por sobre todo como emprendedores.
Entre los puntos destacables que
debo rescatar están el hecho de que debemos hacer un esfuerzo supremo por
impregnarnos de optimismo -ojo, sobre base cierta y no basado solo en una fe
ciega por el porvenir-, de visión de futuro - basado en predicciones objetivas-
y por sobre todo de un deseo irrenunciable a crecer intelectualmente.
Aguas en el medio
El optimismo hará que condicionemos
nuestro cerebro a lograr resultados posibles. Nos mantendrá relajados, dado que
nos marcará el camino a seguir, en el cual aún cuando sabemos que habrá
obstáculo, intrínsecamente también sabremos que es el camino correcto y que más
temprano que tarde lograremos el resultado que deseamos y esperamos.
El optimismo no hará que bajemos los
brazos solo a la espera de un milagro; el optimismo hará que pongamos todo lo
que tenemos, dado que habrá siempre un pronóstico positivo del resultado.
Emprendedor que no esté impregnado de optimismo se condicionará a fallar y en
los tiempos en que vivimos, el fallar es una posibilidad, pero no debe ser una
constante.
El hecho de ser optimista no quiere
decir que no debemos ser cuidadosos en nuestro accionar. Tampoco debe hacernos
creer que nuestras acciones no tendrán consecuencias. Es un tema complejo que
no debe ser ni minimizado ni subestimado.
Aguas abajo
En cuanto a la visión de futuro,
es imprescindible que un emprendedor dedique parte de su tiempo en la lectura
del acontecer diario de su sector de actividad, del país y del mundo. Esta
tarea es bastante efectiva para poder hacer predicciones del futuro, con las
cuales se puedan tomar decisiones de la dirección que debe tomar el negocio.
Los negocios no pueden llevarse solo dependiendo de la dirección del viento y
mucho menos por inercia. El estudiar constantemente el pasado y el presente,
nos hará ver el futuro con un poco de seguridad y nos permitirá dar golpes de
timón en cualquier momento.
Por último, pero no menos
importante está el hecho de estimular la investigación y el estudio. Esto es
una recomendación para segundas generaciones de emprendedores. Por lo general,
los negocios de primera generación crecen por olfato y hard work; la segunda generación debe llevar el negocio a otro
nivel con técnica y conocimiento.
Es común escuchar el lema de:
“para qué cambiarlo, si funciona bien”, pero eso no impide que se puedan
adaptar y aplicar mejores prácticas que permitan al negocio crecer y
desarrollarse en un ambiente cada vez más competitivo y complejo. No quiero ser simplista ni tampoco pretender
que con esto se llegará a darse la vuelta al mundo, pero si es cierto que
debemos hacernos de todas las herramientas posibles para avanzar y no
paralizarnos por los vaivenes a los que nos enfrentamos desde distintos
flancos. No dejen que pase el tren sin ustedes ¡tómenlo!.
Hasta una próxima entrega.
Hasta una próxima entrega.
@wlagc
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