Ya
antes habíamos comentado sobre la negligencia y la inexperiencia en la alta
gerencia, dentro de la tragedia del crucero Costa Concordia en Italia, pero esa
queda pálida cuando vemos las imágenes de lo que pasó en nuestro propio país,
con nuestra principal industria.
La
destrucción de una parte de la principal refinadora de Venezuela, la muerte de
personas que trabajaban o vivían cerca del lugar de la explosión y el
aprovechamiento del inmediato desalojo de estos de sus propias viviendas para
resguardar sus vidas, mientras otros aprovechaban para hurtarles todo lo que
les quedara, habla de una sociedad que se ha acostumbrado a no tener
responsabilidades.
Si
quieremos cambiar esto, que un muerto, un robo, un golpe, un insulto, no continúe en aumento, hay que detenerlos con consecuencias para quien lo haga. Y
la responsabilidad gerencial, debe ser una de las primeras en ser exigidas
dentro de las empresas públicas (es decir, la que son en teoría de todos los
venezolanos) y privadas, más allá de una ley (es necesario creer y hacer).
Un
accidente puede suceder, es lamentable, pero en este caso, dentro de este mismo
año, ya se han sucedido otros incidentes que sumado al de Falcón, reflejan más
una falla gerencial que un hecho fortuito (o infortunio, en este caso).
En
febrero de este año (2012), un derrame de crudo en el Estado Monagas, deja a
una población entera sin agua y a un rio (Guarapiche) sin vida. En agosto de
este mismo año, sucede en Anzoátegui (municipio Freites), algo similiar, y si seguimos
leyendo, van más de 10 derrames reportados en el oriente del país, en lo que va
de año.
Pero,
qué sucede con los directivos encargados de que esto no pase. O con las condiciones
que lo provocaron.
Es
necesario, urgentemente:
- Determinar las condiciones que permitieron que sucediera esta tragedia (y los continuos derrames petroleros, que son también una tragedia, en este caso ecológica).
- Determinar los responsables directos de evitar que esto sucediera (y retirarlos de sus cargos de forma inmediata, en caso de comprobarse que conociendo causas para una alarma no hicieran lo previsto para evitarlo o minimizarlo).
- Reemplazar a los mandos que tenían en sus funciones la supervisión de los responsables directos de esta tragedia.
- Retirar de zonas de alto riesgo (tanques de gas), al recurso humano que no sea estrictamente necesario para funciones directamente relacionadas con dichos recursos.
- La seguridad puede y debe tecnificarse (cámaras y sistemas de control electrónico), dejando un personal de seguridad altamente entrenado (y pagado acorde) con puntos de control sin necesidad de estar al lado las 24 horas de los tanques u otras zonas de riesgo.
La gran
diferencia entre una gerencia eficaz con respecto a la incapaz (lo que es igual
a decir la diferencia entre un profesional con un improvisado), es asumir su
responsabilidad, que la misma tenga consecuencias reales (renuncia, despido,
transferencia, etc), la creación de planes inmediatos de reparación (por daños
materiales, no sólo de las instalaciones propias, sino de los vecinos y a las
víctimas y familiares), y protocolos que eviten tragedias como las vividas.
En la Gerencia
de PDVSA no es hora de hacer lamentos de un suceso, sino aprender de este para
evitar que se vuelva a suceder o a limitar las consecuencias del hecho, en caso
que se produzca de nuevo.
Vaya mi
palabra de solidaridad a las víctimas y sus familiares.
Aspiremos
a un cambio que está en camino.
Fernando Fuentes Pinzón
@emprendovzla
1 comentarios:
Lamentablemente la seguridad en este país es considerada un gasto, más no una inversión necesaria para garantizar el sano desarrollo de cualquier institución.
Este suceso, exige a todos los dirigentes respectivos una respuesta acorde de carácter inmediato, y una profunda reflexión, mas la toma de decisiones que disminuyan las posibilidades de repetición de un evento similar.
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